Toda una leona

Ser madre es sin duda una etapa preciosa pero también nos pone a prueba en todos los sentidos y es que no es tarea fácil y por ello todas nos merecemos ese reconocimiento de ser auténticas leonas por la fuerza que supone.

     Embarazo: 
        Tienes que modificar todo tu estilo de vida y empezar a cuidarte a la hora de comer, evitando ciertas cosas y mejorando tu dieta, ni que decir que ni una gota de alcohol, así sea Navidad y todo el mundo este brindando. Si fumas, se te acabo y además tienes que luchar con la ansiedad de ello. Toma diaria de ácido fólico, vitaminas, alimentos con calcio...
        Tenemos que pasar por un cúmulo de náuseas y asco a la comida a la misma vez que hambre en los primeros meses, además de esos molestos dolores parecidos a los premenstruales. Te sientes mareada continuamente, con sueño y ganas de llorar.
        El segundo trimestre va a mejor pero empiezas a engordar, poca ropa te vienen y de repente tu cuerpo cambia de forma que ya no te reconoces en el espejo, pasas por momentos en los que sólo tu notas tu barriguita de embarazada, para el resto puede parecer que simplemente has cogido unos kilos.
      Pueden salirte manchitas en la cara, tienes calor continuamente, sudas más de lo normal y a veces ni el desodorante ayuda.
      En el tercer trimestre ya puedes lucir pancita pero el precio que pagas es que te tira la piel, te pica y todo el tiempo estás molesta sobre todo por el peso.
        Se hinchan las piernas, manos, cara y tus rodillas sienten que todo tu cuerpo pesa una tonelada.

   Parto:  Ni que decir tiene lo doloroso que resulta un parto, aún si te ponen la epidural, además añadir la preocupación de que todo vaya bien y no haya sorpresas, tipo que te de fiebre o que termine en cesárea.

      Posparto:  Las primeras horas las vives como un zombie por el cansancio del esfuerzo, aunque siento decir que ese cansancio ya no lo remontamos pues a partir de ahí vienen las noches sin dormir con el bebé.

       Entuertos:  Son las contracciones que vienen después del parto para que el útero vuelva a su tamaño, estas son más habituales cuando das de mamar y duran una semana más o menos, así que cuando parece que ya han terminado las contracciones del parto, te encuentras con estas.

       Sueño:  Que un bebé regule el sueño puede llevar su tiempo, pero el primer mes durmiendo cada dos horas no te lo quita nadie. Se habla de una tortura china que consistía en despertar a la gente sucesivamente cuando se habían dormido para acabar volviéndolos locos.  Nosotras aguantamos esto todo el tiempo que el bebé necesite y encima no sabes cómo pero te sale una sonrisa, sí, es de madrugada, tienes sueño, pero ahí estas mirando con cara de boba a tu bebé. ¡Dime que eso no es ser una leona!

       Lactancia: Al principio los pezones no están preparados y se agrietan, yo no imaginaba tanto dolor, como cuando le das de mamar a tu bebé con esas grietas, después de haber aguantado como una leona el parto, fueron estas las que me sacaron las lágrimas.
  Imagínate son las 4 de la mañana, estás agotada de no dormir desde el parto, con las hormonas disparadas y encima te despiertas a pasar todo ese dolor al dar de mamar, con las grietas y los entuertos, no hay Mami que no se derrumbe ahí.
 Y aún así no se como pero sacas fuerzas de donde no hay y sigues adelante porque como ya he dicho a leonas no nos gana nadie y todo esto son sólo marcas de guerra y cicatrices de batallas ganadas, porque si, chicas todo pasa y cuando pasa sólo te queda ese bonito recuerdo de tu bebé agarrado a tu pecho.
 

Si te ha ayudado o al menos te ha gustado, por favor no olvides seguir mi blog.  Gracias.

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